
El empeño y la ilusión de dos trabajadores municipales, José Luis Hipólito y Dionisio López, han logrado reactivar la ‘olvidada’ maquinaria, recuperándola como símbolo de la historia local.
La pieza permanecerá expuesta al público a la entrada de la Giralt Laporta, despertando la curiosidad por su complejo sistema de engranajes, el mismo que el propio Hipólito aprendió a manejar de niño.
El mecanismo que se muestra fue instalado en el consistorio en la década de los setenta para sustituir al original.
Lo colocó un relojero especialista llegado del municipio tarraconense de Roquetas y hasta 1976 no dispuso de motorcillo que facilitara su puesta en hora, que hasta entonces se hacía manualmente.
Se da la circunstancia que el reloj que luce en lo alto de la fachada de la Casa Consistorial prestó antes servicio en la Fábrica de Juan Falcó, por lo que décadas después ‘vuelve’ al lugar de partida, ahora convertido en centro cultural.
José Luis Hipólito, conocido por todos por “Churro”, ve ahora cumplido su empeño, un afán por recuperar un símbolo de la historia local en el que también se ha volcado Dionisio López.
Hipólito, siendo un niño, se inició en su manejo, de joven siguió ocupándose de su mantenimiento y ahora, compartiendo esfuerzos y sobre todo ilusión con otro compañero, ha logrado recomponer sus elementos y volver a montar el complejo sistema de engranajes.
El propio Hipólito se inició en su manejo a los nueve años, de la mano del relojero especialista que instaló la máquina. Fue él quien le enseñó a poner en hora el reloj, lo que inicialmente requería una atención diaria y muy esforzada, ya que se le daba cuerda manualmente, situación que mejoró cuando se incorporó un motorcillo que permitió agilizar todo este proceso.
Utilizando los medios disponibles en la Casa de Cultura, y a base de ingenio y dedicación, ambos han logrado que la antigua maquinaria del reloj institucional de Valdemorillo deje de estar abandonada en un almacén para mostrarse al público.
Las largas pesas, la mayor con cien kilos de peso, y la campana que anunciaba el paso de las horas al pueblo, presente en el tejado del ayuntamiento y en la que aún se lee su procedencia y el año de su instalación, 1973, también formaron parte del viejo reloj, del que hasta la fecha sólo se tenía la imagen de su esfera.